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un líder de la iglesia debe ser alguien al que no se le pueda acusar de nada malo. Debe ser esposo de una sola mujer, y sus hijos deben creer en Jesucristo, portarse bien y ser obedientes. Dios les ha encargado a los líderes de la iglesia que vigilen el trabajo de todos, para que todo se haga bien. Por eso, no deben ser tiranos, ni enojarse con facilidad ni emborracharse. Tampoco deben ser violentos, ni tramposos en sus negocios. Al contrario, deben hacer siempre lo bueno, y recibir con gusto en su casa a quienes los visiten. Deben pensar bien las cosas antes de hacerlas, y ser justos, santos y disciplinados en todo.

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